Murallas Verdes

Daniela M. Oropeza Feo 

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Las Murallas Verdes resultan proyectos ambiciosos que apuntan a mitigar el impacto del cambio climático. 

La construcción de murallas puede resultar controversial. Sin embargo, no necesariamente estas construcciones deben tener una connotación negativa, ellas pueden incluso contribuir a solucionar ciertas situaciones que afectan a diferentes poblaciones, tal es el caso las murallas verdes. 

Por su “baja capacidad de adaptación debido, entre otras razones, a una etapa baja de desarrollo económico, pero al mismo tiempo alta exposición a los efectos del cambio climático” los países en vías de desarrollo son los más afectados, especialmente los países africanos, quienes sufren con mayor fuerza los fenómenos naturales. 

Para 2015 Mozambique y Malawi encabezaron la lista de los países más afectados por el cambio climático de acuerdo a la Organización Germanwatch en su Índice Global de Riesgo Climático. De igual forma de acuerdo a la Convención de Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación y la Sequía (UNCCD) 168 países tienen alta degradación de sus suelos, entre los cuales destacan países como Yibuti, Somalia y Etiopía. 

Aunque naturalmente existan ecosistemas desérticos, la expansión de sus límites se convierte en un fenómeno bastante preocupante. Tal es el caso del desierto del Sahara cuya expansión debido a la acelerada desertificación de los suelos constituye una  amenaza para millones de personas. De acuerdo a cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) debido a la expansión del desierto, aproximadamente 500 millones de personas se ven afectadas, y 60 millones se verán obligados a trasladarse a otros lugares para poder subsistir. 

Ante ello, en el 2007 es puesto en práctica el proyecto de la Muralla Verde, cuyo propósito es hacerle frente a la desertificación mediante la plantación de árboles y cultivos. 

En principio, la plantación de árboles no suena fuera de lo común para enfrentar este tipo de situaciones. Sin embargo, el reto radica en la coordinación y unión de 11 países africanos para formar una muralla de árboles, plantaciones y cultivos de 8.000Km desde Senegal a Djibouti y con unos 15 km de espesor. 

El proyecto que busca abarcar una parte importante del continente africano presentó  para este año un 15% de avance, siendo Senegal quien ha reportado el mayor progreso de los países involucrados con 11 millones de árboles plantados y 27.000Km de suelos recuperados. 

La Muralla Verde busca además mejorar la calidad de vida de los habitantes de 11 países y mejoras en el resto del continente. Aunque para muchos el avance no se vea como algo significativo, dada la magnitud y ambición de la Muralla Verde, resulta muy importante especialmente en lo que se refiere a las repercusiones positivas para los pobladores de zonas cercanas en materia de acceso a alimentos, empleo y mejoras considerables en ingresos y condiciones salud, tanto para las generaciones actuales como para las futuras. 

La Muralla cuenta con el apoyo de la ONU así como de varias naciones europeas como Francia. Así mismo, cuenta con un presupuesto de 3.700 millones de euros aportados por instituciones como el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo y la Unión Europea. 

Por su parte, el continente asiático también tiene una Muralla Verde. A pesar de que China es uno de los países más poderosos del planeta, no escapa a los efectos del cambio climático. Es por ello que en 1978 se planteó la construcción de una Muralla Verde en los límites del Desierto del Gobi y que de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) abarcará el 42% del territorio.  Al igual que en el continente africano, el propósito principal de esta construcción se centra en el rescate de la fertilidad de los suelos y la reducción de la expansión del Gobi. Adicionalmente, se espera que sea una medida para mitigar el impacto que las tormentas de arena tienen en las ciudades cercanas, entre ellas Beijing. 

Durante las últimas dos décadas se han plantado miles de millones de árboles al norte de China, y aunque hay mucho por hacer, ha resultado efectiva contra las tormentas de  arena y gracias a la cantidad de árboles plantados, se ha incrementado la absorción del carbono. Varias investigaciones recientes estiman que China es el único país en incrementar su vegetación de manera intencional de forma masiva. 

Como a cualquier proyecto, a las Murallas Verdes no les faltan críticos que indican que es necesario dejar que la expansión de los desiertos siga su curso natural y que resultan ecosistemas que no necesitan intervención. También, señalan que estos proyectos resultan demasiado ambiciosos y que no darán los resultados que se necesitan de manera inmediata. 

A pesar de las críticas, las barreras de árboles muestran un impacto positivo. En el caso africano, los pueblos nómadas como los Fulanis han reducido su cantidad de movilizaciones ya que existen más zonas verdes donde pueden habitar, así como también han mejorado su alimentación y condiciones de salud. En el caso asiático, las tormentas de arena han disminuido considerablemente y se ha rescatado la práctica de la agricultura. 

Las Murallas Verdes son solo el comienzo, a la par de estas iniciativas se construyen pozos, barreras para impedir que el viento arrastre la tierra y siembra de arbustos, así como diques y sistemas de riego para potenciar la agricultura y disminuir los índices de hambruna. Éstas iniciativas se replican alrededor del mundo, constituyendo un paso importante para aliviar los efectos del cambio climático que junto con educación de los ciudadanos sobre el tema y el compromiso de entes gubernamentales apuntarían a cumplir con las metas de desarrollo sostenible. 

Referencias:

1 Documento disponible en: Germanwatch. Global Climate Risk Index 2017.

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